viernes, 27 de septiembre de 2013

2. Erasmus en Tubinga. El comienzo.

Buenos días, lectores

Ya estoy instalada en lo que va a ser mi hogar durante este año. La cantidad de papeles que hay que tener en cuenta es terriblemente grande pero el esfuerzo merece la pena. En esta entrada hablaré de mi llegada y de mi día en Stuttgart para no hacer las entradas muy largas.

El miércoles por la mañana salimos hacia el aeropuerto de Sevilla. No andaba tan nerviosa como esperaba, la verdad. De Sevilla fuimos a Barcelona y, allí, tomamos un vuelo hacia Stuttgart.

Cuando llegamos a Stuttgart, me sentí rara. Era como si no me hubiera movido de España pero todo estuviera en otro idioma. En Stuttgart, solo vi el aeropuerto y el hotel Wyndham en el que nos quedamos durante una noche para que no nos pillara cerrada la oficina de la residencia.

Recomiendo muchísimo ese hotel, aquí dejo un enlace para que veáis cómo era (la página principal tiene música, lo digo para que no peguéis un bote cuando salte): 


Las habitaciones están bastante bien equipadas y algo que me entusiasmó muchísimo fueron las marcas de gel, champú, crema de manos y jabón que utilizan. La marca era Rituals, que me encanta, sinceramente. Dejan un olor buenísimo. Lo malo de todo esto es que no nos podemos llevar muestrecitas a casa porque son los botes grandes y están amarrados a la pared.

Después de dejar las cosas en el hotel y descansar, fuimos a dar una vuelta por los alrededores. No hay mucho, puesto que eran los alrededores de Stuttgart. Algo que me llamó la atención fueron los aparcamientos enormes que había.

Pensábamos que no encontraríamos nada para cenar hasta que dimos con un McDonald's que estaba muy cerca del aeropuerto. Los menús que había estaban bastante bien y los precios no variaban mucho de los de España. Diría que el menú del Burger King en Cádiz es más caro. Dentro del McDonald's había una parte de cafetería y otra para los menús; era bastante gracioso. Además, tenía refill, que se agradece.

Al día siguiente, desayunamos en el hotel en un buffet libre. Había de todo: huevos revueltos, salchichas, bacon, muesli, frutas, nutella, pretzels, zumos... Desayunamos viendo la lluvia a través de la ventana (menos mal que me llevé paraguas). En mesa, te dejan una cafetera con un café que estaba delicioso y una jarrita pequeña con leche. No nos podemos quejar para nada de ese hotel.

Para lo que hicimos nosotros, lo veo fenomenal. Al no poder estar más tiempo allí, no sé si la conexión con el centro es buena. Lo que sé bien es que tiene cerca el metro y los autobuses.

Por último, decir que el hotel apenas dejaba entrar el sonido de los aviones despegando. Se descansa estupendamente bien.

Al pasar ese túnel se encuentra el hotel Wyndham


En la próxima entrada subiré un minivídeo que hice en la parada de autobús y contaré el día de ayer. :)

¡Besos!

"Los viajes son en la juventud una parte de educación y, en la vejez, una parte de experiencia."


- Sir Francis Bacon

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